En el Congreso Mundial de Carnes 2016 entrevistamos al Ing. Dardo Chiesa, Presidente de Confederaciones Rurales Argentina y Expresidente del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina, sobre la recuperación de la ganadería argentina y de la economía en general, “Hay que ir por un sendero largo y sinuoso y tratar de no equivocarse”, afirma.
¿En la Argentina vamos en el camino correcto en ganadería?
Creo que se están haciendo las cosas bien, considerando que venimos de una situación muy complicada. Se sacaron retenciones, se devolvió la libertad de comercio y se equiparó el tipo de cambio, entonces el negocio fluye. Queda ahora calibrar otras medidas macroeconómicas en función de que el dólar quedó con un precio relegado y los costos argentinos son altos en dólares. En esa ecuación estamos complicados, nuestro novillo vale U$S 3,50 y es el más caro de toda América Latina; si bien parece que el productor está cobrando un buen precio, con una inflación del 35% se licúa la competitividad. Sueldos, impuestos, logística…, todo es caro en dólares. No hay que ser impacientes, tendremos que trabajar en las reformas estructurales que hagan bajar los costos: tocar el tipo de cambio significaría acelerar la inflación y eso no le conviene a nadie. Hay que ir por un sendero largo y sinuoso y tratar de no equivocarse.
¿Cómo han afectado los cambios al mercado interno?
Con respecto al mercado interno, creo que el Gobierno ha cometido algunos errores. No en función de lo que había que hacer, sino en la manera que lo presentó, por ejemplo en el caso de las tarifas. Se generó una restricción del consumo, debido a que la gente está temerosa. El consumo de carne bajó un 8% interanual, si bien la carne es un producto privilegiado en la canasta familiar argentina y seguimos con un consumo alto, hay una restricción importante y esto prende algunas luces de alarma en función de las perspectivas. Si la Argentina va a aumentar –como creemos- su producción de carne, el consumo interno no reacciona y la exportación es dudosa por el tipo de cambio, vamos a tener problemas de aquí a un año y medio o dos años. Todos esperamos que el año que viene haya reactivación económica y aumente el consumo. Cuando se reactiva la economía el primer sector que reacciona es el de la carne. Hoy la producción está creciendo, estamos en una retención de vientres importante, aumenta el peso de faena, todo hace pensar que vamos a tener más terneros en el próximo destete. Hay que apostar.
Se concretó la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario…
Esto trae un poco de tranquilidad en el sentido de que con la división de la UCESI y la ONCCA no se sabía bien dónde estaba cada función. Ahora va a haber por lo menos uniformidad en el marco normativo. Esperemos que no sea más de lo mismo, que no se transforme en otra “casilla de peaje” donde las empresas tengan que hacer tráfico de influencias o dinero para poder transitar. En el mercado interno tenemos que salir de la comercialización en medias reses, que si no atenta contra la salud, no es la mejor manera de tratar el producto desde el punto de vista higiénico. Por otro lado, con la media res se hace un uso muy ineficiente de los distintos cortes: van cortes de alto valor a sitios donde no los pueden pagar y terminan en carne picada o comercializados por “lomeros”. Y van cortes de menor precio a sectores de altos ingresos que no los consumen. Hay una altísima ineficiencia. Creo que deberíamos cambiar, tal vez no ir al Box Beef, pero sí empezar a vender por cortes y no por medias reses. Como ya se dijo, se podría comercializar en forma separada cuarto trasero, cuarto delantero y asados.
Eso también está relacionado con la comercialización en negro…
El comercio informal va de la mano con las cooperativas autogestionadas y de frigoríficos que funcionan al amparo de políticos que saben bien que hay un canal en negro y no lo quieren cortar porque piensan que están protegiendo fuentes de trabajo. Ese no es un justificativo para mantener en la informalidad ningún negocio, porque esos puestos de trabajo también son informales. Hasta ahora no surgió el político que tenga lo que hay que tener para enfrentar esto. Se necesita mucho coraje para ordenar el comercio de carnes en la Argentina, porque va más allá de la economía: implica intereses políticos y muchos votos. Uno habla con la industria frigorífica formal y ve que está jaqueada por dos paritarias al año. Los gremios centran su presión sobre la industria formal, mientras que hay un alto porcentaje de industria informal –pseudolegal- que está amparada por regímenes de evasión impositiva “legalizados”. Las cooperativas autogestionadas esconden ese problema y generan una competencia desleal a la industria bien establecida.
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