En noviembre el año 1995 se celebró en Campinas (Brasil) la primera Conferencia Íbero-Americana de Ingeniería de Alimentos (CIBIA), organizada dentro del Programa CYTED por la Red Iberoamericana de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo en celebración del 500 aniversario del descubrimiento de América. El hecho permitió exhibir el potencial científico de la comunidad iberoamericana y fue una oportunidad para contribuir al reconocimiento y fortalecimiento de una disciplina joven, íntimamente ligada al potencial de desarrollo económico y social de la región. Desde esa primera edición, la Ingeniería de Alimentos se ha consolidado como una especialidad indispensable para alimentar a una población mundial que crece en número y en demandas de alimentos nutritivos y más saludables, al tiempo que debe hacerlo frente a restricciones ambientales, éticas y económicas cada vez mayores. Tales desafíos son enormes y sólo pueden encararse a partir del esfuerzo conjunto y el intercambio de conocimientos y experiencias.
INNOVA, Simposio Internacional de Innovación y Desarrollo de Alimentos, nació en 2004 con el objetivo de crear un espacio permanente y periódico para la discusión y análisis sobre las nuevas tendencias en el desarrollo de alimentos, propiciando la innovación para lograr la competitividad de las industrias agroalimentarias. Con el respaldo del LATU, va por su séptima edición, siempre congregando a expertos de primer nivel en cada uno de los temas elegidos. No extraña entonces que la X edición del CIBIA, desarrollada en conjunto con la VII edición de INNOVA, fuera un acontecimiento notable. La sinergia de ambos encuentros fue una oportunidad única para aprender y compartir experiencias en las últimas tendencias referidas a la ciencia y tecnología de alimentos.
En la misma semana, el 5 y 6 de octubre, el LATU cedió sus instalaciones para llevar adelante la reunión anual del Programa CITED, con sus siete áreas temáticas, sus comités técnicos y representantes de las 59 redes y proyectos en marcha, que van desde alimentación hasta energía. La presencia de tantos expertos en suelo uruguayo fue muy bien aprovechada, ya que aportó varios excelentes disertantes al acontecimiento, además de ofrecer la oportunidad para organizar el día viernes un “miniforo” donde participaron tecnólogos y empresarios para ayudar a comprender la lógica de aplicación del conocimiento en los sistemas productivos.
La presencia de 30 conferencistas de primer nivel internacional, provenientes de diez países, dio brillo a la reunión y aportó una sólida oferta de conocimientos. Los grandes temas elegidos por el comité organizador: “Seguridad y calidad de alimentos: ingeniería y salud”, “El papel del agua en la industria alimentaria” y “Adopción de la innovación”, fueron tratados bajo diferentes miradas, siempre complementarias, que demostraron el interés de los disertantes por compartir sus hallazgos y por llevar información desde el ámbito científico-académico al ámbito industrial. Justamente ese traspaso de conocimientos, ese puente entre ambos sectores, es uno de los rasgos que caracteriza a INNOVA desde su primera edición en el año 2004. El Director del LATU, Ing. Fernando Fontán, lo expresó en su discurso inaugural cuando definió como objetivo: “Construir el mecanismo virtuoso de conectar los académicos e investigadores de los institutos tecnológicos con el sector industrial y en particular con la tecnología de alimentos, que es el tema que nos convoca”.
M.Sc. Rosa Márquez
Desde 2004 la M.Sc. Rosa Márquez, Coordinadora General del acontecimiento llevado a cabo en el LATU, es el alma de INNOVA, la persona que está en todos los detalles y que con su equipo de colaboradores ha posicionado este encuentro como un punto de referencia en América Latina. “Pudimos coordinar esfuerzos de dos instituciones, como CIBIA e INNOVA, para lograr un gran resultado”, afirma.
¿Satisfecha con el resultado de esta edición de INNOVA junto con CIBIA?
Juntar los dos acontecimientos fue un desafío difícil, pero logramos un gran resultado. Hubo una muy importante convocatoria a toda Latinoamérica y pudimos coordinar esfuerzos de dos instituciones, como CIBIA e INNOVA. Buscamos armar un programa que consolidara los objetivos de cada una. El Comité científico trabajó mucho para pulir los ejes temáticos y para decidir a quién invitar para cada tema, buscando al mejor expositor con el que se podía contar. Tuvimos una excelente respuesta, nadie ha fallado, todos los expertos pudieron venir y ofrecer presentaciones que han dejado conformes a los asistentes por su nivel. Lo destacable también es que se logró una continuidad entre los temas. Hubo un hilo conductor de conferencia a conferencia, los disertantes hacían referencias a lo presentado por los demás, como si estuviera conversado previamente. Pero en realidad eso fue mérito de cómo se concibió el programa y cómo fue ejecutado.
También en los trabajos en póster el Comité Científico tuvo un trabajo duro. Hubo más de 400 trabajos presentados que se debieron evaluar; luego de las exigencias impuestas por el reglamento y por la necesidad de organizar el libro de resúmenes y la exposición de los pósteres quedaron 260 trabajos, todos de alto nivel.
Como siempre, el LATU puso su infraestructura, el trabajo de su gente y el apoyo para obtener un buen resultado. La sala siempre estuvo llena, tuvimos 290 asistentes registrados, más los 30 expositores, más invitados, así que hay unas 350 personas en las conferencias. Vinieron profesionales de casi toda Iberoamérica y también de algunos países de Europa (Noruega, España, Holanda, Israel, Italia). Además, en los días previos al simposio se llevaron adelante las reuniones de las redes temáticas -no sólo de alimentos- que tiene el CITED. Vinieron al Uruguay 90 personas para delinear los caminos futuros.
Ing. Alberto Majó.
Secretario General del Programa de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED)
“El CIBIA es una institución que emerge de un antiguo subprograma CITED, lo que demuestra que este programa es una gran red de redes que va sembrando semillas para generar plataformas de colaboración permanente”.
El Ing. Agr. Alberto Majó se ha especializado en la gestión de instrumentos en ciencia, tecnología e innovación. Tiene la responsabilidad de ser el primer latinoamericano en ocupar el cargo de Secretario General del CYTED, un programa iniciado en 1984 y que podido superar los avatares políticos y económicos de los últimos treinta años, ayudando a mantener la calidad de vida y la competitividad a largo plazo de las economías iberoaméricanas. En una amable entrevista durante el desarrollo de INNOVA-CIBIA 2015, Majó describió su papel al frente del programa, “Hemos intentado que nuestras actividades en América Latina logren maximizar esfuerzos y recursos nacionales, aprovechando los acontecimientos que organizamos en los 19 países de nuestra región, España y Portugal”, afirmó.
¿Cómo encaró su gestión como primer Secretario General proveniente de nuestra región?
Lo primero fue hacer una reingeniería de todo el Programa, debido al estrés presupuestario originado por la crisis económica que tuvo España. Hubo que redimensionar el Programa y hacer una gestión con todos los países de América Latina, en algunos casos para que comenzaran a contribuir con fondos y en otros para que incrementen sus cuotas. Fue un desafío muy grande que nos ha permitido demostrar una cierta madurez en nuestros países y hacer comprender que la cooperación es una herramienta relevante para el desarrollo. Hemos logrado estabilizar el programa y mantener una dinámica de convocatorias a redes anuales, asimismo estamos desarrollando nuevos instrumentos con la idea de lograr mayor impacto en las acciones. Y siempre con el ojo puesto en seducir a los organismos nacionales para que se comprometan con mayores recursos. La idea es que el programa movilice un presupuesto basal, pero que a partir de los instrumentos que manejamos se cuadrupliquen las acciones, sabiendo que hay instituciones nacionales que canalizan recursos importantes. El gran objetivo es que si ejecutamos tres millones de Euros, se movilicen diez millones a través de la canalización de recursos adicionales, esto implica desafíos desde el punto de vista de gestión, porque nuestros países son cada vez más complejos en materia institucional. Tenemos que incorporar nuevos socios nacionales y nuevos socios internacionales.
El Programa trabaja a partir de redes…
El CITED promueve la investigación científica, la transferencia de conocimientos y el desarrollo de proyectos de innovación en Iberoamérica. Para ello utiliza como instrumento redes de colaboración donde se exige la participación como mínimo de seis países, donde se alcanzan a lo largo de un período de cuatro años impactos realmente asombrosos en relación a los recursos que se manejan. Siempre se apunta a resolver necesidades concretas en el espacio regional. En este momento estamos por hacer una convocatoria a proyectos estratégicos; el año próximo vamos a abrir; junto con las redes, una convocatoria a temas relacionados con alimentos funcionales y a gestión marino-costera en un esquema similar al de la Unión Europea, donde nosotros ponemos las bases de la convocatoria, los países financian sus grupos de investigación, y el CITED financia la vinculación, el seguimiento y la difusión de las actividades. Este programa también abona el terreno para que los consorcios de grupos de investigación que se forman –a veces también integrados por empresas- establezcan plataformas comunes, logren sinergias y estimulen el desarrollo de proyectos con financiamiento diverso. Desde 1984 el CITED ha financiado más de 500 redes. En 2015 están vigentes 59 redes y proyectos.
¿La empresa privada puede colaborar con CITED?
Colabora cada vez más. En los últimos años se ha incrementado mucho la participación de empresas asociadas a las redes. Para dar una idea, en el año 2015 se están movilizando más de 5.000 investigadores y más de 150 empresas. Depende también de la línea de convocatoria, en algunas líneas exigimos que participen empresas –con diferente nivel de exigencia- y en algunas se exige hasta el cofinanciamiento. En otras líneas no es necesario.
¿Cómo se definen los temas de las convocatorias?
Hemos hecho un trabajo a través de los comités de área para analizar qué se ha ido financiando a lo largo de los últimos años y qué masa crítica colaborativa hemos logrado. Sobre esa base, y sobre el análisis de oportunidades y demandas, vamos identificando las necesidades. De hecho, los organismos nacionales nos piden que tratemos de concentrar temas. Entre unos y otros intentamos cada vez más precisar el aspecto que se quiere abordar y el objetivo que se quiere cumplir. Si bien abrimos a la convocatoria y esperamos muchas propuestas en cada línea, cada vez más vamos hacia definiciones de problemas concretos.
¿Cuáles son las principales líneas de investigación?
Tenemos una clasificación de grandes áreas: agroalimentación, salud, TICs, desarrollo industrial, desarrollo sostenible, ciencia y sociedad, y energía. Dentro de esas áreas se definen líneas más concretas, por ejemplo en los últimos años en el área agroalimentaria pusimos mucho esfuerzo en alimentos funcionales, relación del alimento con el valor agregado y la salud. También en manejo integrado de plagas y enfermedades. En el caso del sector energético, trabajamos mucho en sistemas híbridos y energías renovables; en el tema de desarrollo sostenible encaramos diversas propuestas, por ejemplo una muy interesante es la recuperación del espacio de zonas que fueron mineras, dándole un contenido patrimonial y turístico para crear oportunidades productivas a esas localidades. La variedad de temas es muy grande, y en función de monitorear lo que estamos haciendo y viendo las oportunidades, vamos definiendo año a año las líneas de convocatoria.
¿Qué opina de esta edición de CIBIA junto con INNOVA?
Se logró una gran sinergia entre ambos acontecimientos. El CIBIA se origina en un antiguo subprograma del CITED, mientras que INNOVA se concreta cada dos años en el LATU. Nosotros organizamos esta semana una reunión en Montevideo de todos los comités de área y de todas las coordinaciones de las redes CITED, por lo que congregamos a casi 80 expertos al Uruguay. Aprovechamos esa gran movilización para canalizar participantes y expertos que expusieron en INNOVA-CIBIA. Esto, que es un ejemplo de cooperación, lo tratamos de hacer cada vez que se organiza una actividad en algún país de Iberoamérica.