17/03/2015

La seguridad alimentaria global frente a un clima cambiante

Autor: Douglas Bereuter y Dan Glickman, copresidentes

El 22 de mayo, la institución “The Chicago Council on Global Affairs” presentó un informe donde urge a las autoridades estadounidenses a actuar para controlar los riesgos que acarrea el cambio climático para la seguridad alimentaria mundial. El documento explica cómo las mayores temperaturas, los cambios en el régimen de lluvias y los desastres naturales causados por el cambio climático podrían socavar la producción de alimentos y poner en riesgo el abastecimiento de los mismos. En conjunto, el cambio climático podría reducir el crecimiento de la producción de alimentos un 2% por década durante el resto de este siglo. El informe fue presentado en el Simposio “Global Food Security 2014”. Presentamos un resumen del mismo con las recomendaciones efectuadas.

La seguridad alimentaria global frente a un clima cambiante

 Para un exitoso avance de la seguridad alimentaria mundial, el sistema alimentario tiene que ser resiliente a los efectos del cambio climático. La ciencia indica que el cambio climático traerá mayores temperaturas, patrones de lluvia cambiantes y desastres naturales más frecuentes. Estos efectos podrían hacer más lento el crecimiento de la producción de alimentos hasta en un 2% por década en lo que queda de este siglo. Los productores agropecuarios de todo el mundo serán afectados, pero los que viven en zonas tropicales y en áreas costeras estarán más castigados inicialmente.

El cambio climático se suma a una cantidad de enormes desafíos que encara el sistema alimentario mundial. Hoy, más de 840 millones de personas están crónicamente hambrientas. En un futuro previsible, se dice que hacia 2050 el crecimiento de la población, el aumento de los ingresos y los cambios en las dietas incrementarán la demanda de alimentos en un 60%. Y la mayor parte de los aumentos de producción tendrán que venir de la utilización de los recursos hoy existentes. Esta no es una tarea imposible. La producción de alimentos en todos los establecimientos agropecuarios del mundo puede ser incrementada a través de la innovación, de prácticas más sustentables y de reducciones en el desperdicio. En el África Subsahariana y en el Sur de Asia los rendimientos pueden crecer en forma significativa si los productores tienen acceso a capacitación, a herramientas para mejorar la salud del suelo y a recursos productivos tales como mejores semillas, fertilizantes y almacenamiento postcosecha. 
La comunidad internacional ha reconocido este potencial. La financiación para el desarrollo agrícola, especialmente en el África Subsahariana y en el Sur de Asia, ha sido aumentada luego de dos décadas de escasos aportes, pero no se está haciendo lo suficiente para prepararse para los efectos combinados del cambio climático. Los productores de alimentos necesitan información más segura sobre cómo serán afectados los cultivos, ganado y pesquerías, e información más actualizada sobre el clima. El régimen comercial global necesita volverse más flexible, y los productores tienen que tener mejores herramientas para manejar los riesgos relacionados con el clima. 
Si estos desafíos no son enfrentados, los consumidores deberán prepararse para mayores precios y potencial escasez de alimentos. El Departamento de Defensa de EE.UU. ha aclarado que el cambio climático podría tener implicancias de amplio espectro para la seguridad nacional debido a la inquietud social incentivada por la menor disponibilidad de agua, la producción agrícola disminuida, los mayores precios de alimentos, el daño a la infraestructura y los cambios en los patrones de enfermedad. La preocupación tiene un precedente cercano: el pico de precios de 2008 llevó a agitación social en al menos 30 países. 
La historia ha demostrado que con recursos y apoyo adecuado la agricultura puede satisfacer las crecientes demandas de producción y adaptarse a algunos de los cambios en el clima. Pero la adaptación tiene que comenzar ya. El desarrollo de progresos científicos y su amplia diseminación requerirá años e incluso décadas. La reducción de barreras al comercio internacional para hacer posible que los alimentos se muevan más fácilmente desde las áreas de superávit a las deficitarias continuará siendo una tarea difícil. 
Como líder global en agricultura, EE.UU. debería actuar ahora. Tiene mucho para ganar con ello: el mantenimiento de la productividad del sector agropecuario estadounidense, sus fuertes mercados agrícolas internacionales, sociedades más estables, y la demostración de su compromiso nacional con la seguridad alimentaria y nutricional de todas las personas del mundo. Tiene mucho para perder si se demora. 
Este informe adelanta recomendaciones sobre cómo el Gobierno de EE.UU. puede enfrentar mejor el cambio climático a través de sus políticas sobre el de-sarrollo de la agricultura mundial. Argumenta para que EE.UU. reúna recursos internacionales y despliegue su capacidad de investigación agrícola –sus universidades, institutos de investigación y compañías agroalimentarias- para cosechar más información sobre cómo el cambio climático afectará al sistema alimentario mundial y desarrollar las innovaciones para manejar esos impactos. Presenta evidencia de que a través de un impulso de la colaboración entre el sector público con las empresas privadas y la sociedad civil se pueden encontrar soluciones que beneficien a las poblaciones alrededor del mundo, desde los agricultores de África a los farmer de EE.UU.
 

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