17/03/2015 Con los alimentos que actualmente se pierden y desperdician en América Latina se podría alimentar a 300 millones de personas
En América Latina se pierde o desperdicia el 15% de los alimentos disponibles
Cada año, se pierde o se desperdicia entre un cuarto y un tercio de los alimentos que se producen en el mundo para consumo humano. De esa enorme cantidad de mermas, una tercera parte ocurre a nivel de los consumidores. La FAO estima que el 6% de las pérdidas mundiales se dan en la región de América Latina y el Caribe.
En la actualidad, 47 millones de personas sufren hambre en los países de Latinoamérica y el Caribe, un 8% de su población. Para que la región logre la primera meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio (reducir a la mitad la proporción de personas que sufre hambre entre 1990 y 2015) unos tres millones de personas deben mejorar su alimentación antes de la fecha límite. Reducir los desperdicios y las pérdidas de alimentos es uno de los cambios para contribuir a superar esa meta y erradicar el hambre en la región.
Los eslabones de la cadena donde más se pierden y desperdician alimentos en América Caribe y el Caribe son a nivel de la producción y del consumidor. El 28% de los desperdicios ocurren a nivel del consumidor (hogares), el 28% de las pérdidas a nivel de la producción (cosecha, postcosecha y transformación industrial de productos animales), el 22% en el manejo y almacenamiento (manejo, almacenamiento, embalaje, transporte hasta la distribución), el 17% en el mercado y distribución (mercados mayoristas, minoristas y supermercados) y el 6% a nivel del procesamiento (industria alimentaria) (Figura 1).
El término "pérdidas" se refiere a la disminución de la masa disponible de alimentos que ocurre a lo largo de la cadena de suministros, pero principalmente en las fases de producción, post-cosecha, almacenamiento y transporte. El término "desperdicio" se refiere a las pérdidas derivadas de la decisión de desechar alimentos que todavía tienen valor y se asocia con el comportamiento de vendedores mayoristas y minoristas, servicios de comida y consumidores.
Según las últimas estimaciones de la FAO para 2011-2013, sólo a nivel de la venta minorista en supermercados, ferias, almacenes y demás puestos de venta, en la región se pierde entre el 3% y el 4,3% de la disponibilidad calórica. Con esas calorías que se pierden se podrían satisfacer los requerimientos diarios mínimos de más de 30 millones de personas. La región cuenta con alimentos suficientes para que todos los habitantes tengan una alimentación adecuada, el problema del hambre se debe a que los sectores más vulnerables no cuentan con medios económicos para acceder a ella.
El impacto de estas pérdidas y desperdicios queda en evidencia cuando se analizan a nivel de países. Por ejemplo, con los alimentos que se desperdician en los comercios minoristas en Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago, Belice, Colombia y Uruguay se podría alimentar a las personas que sufren hambre en cada uno de esos países.
El impacto de disminuir las pérdidas y desperdicios en toda la cadena agroalimentaria es inestimable, ya que en la región con lo que se pierde a nivel minorista se podría alimentar a la cantidad de personas suficiente como para alcanzar el Primer Objetivo del Milenio.