Muchos piensan que en el proceso de la contraverificación la empresa intenta desacreditar la función analítica del laboratorio que constata el presunto desvío. Pero el objetivo no es burlar la legislación, sino verificar que los desvíos observados dependen de otras variables -no de errores analíticos ni vicios de procedimientos- entendiendo que la función de las autoridades en esa situación es la salvaguarda de la
inocuidad alimentaria en bien de los consumidores y la autenticidad de los alimentos.
El objetivo de este artículo es el estudio de las variables que pudieron haber conducido a un proceso de contraverificación. Esto sucede cuando las autoridades de bromatología suponen que hay diferencias entre un determinado producto y lo que a éste corresponde legalmente o de lo declarado en el RNPA, mientras que la empresa involucrada considera que los valores cuestionados no corresponden realmente a la muestra, que según su criterio cumpliría con el Código Alimentario Argentino (CAA) y lo manifestado en el Registro Nacional de Producto Alimenticio (RNPA). Para la empresa es una situación de riesgo en el mercado, dado que si el resultado analítico fuera cierto, el producto no respondería al RNPA o podría representar un riesgo de inocuidad y deberá asumir el costo de retirarlo del mercado, adsorbiendo además el descrédito de la marca por parte del público.
Todo proceso que lleva a una contraverificación se inicia con un muestreo y análisis por parte de la Dirección de Bromatología o autoridad competente y finaliza en el juzgado, si correspondiera. El hecho de la contraverificación incluye una suma de factores que no sólo se remiten a un análisis. La contraverificación es el proceso por el cual se permite a la empresa demostrar que el desvío observado no corresponde realmente a la muestra, o bien probarle a la misma que su producto no cumple con la declaración del RNPA o con las exigencias del CAA.