06/01/2016 Su textura inigualable es perfecta para rellenos, helados y cremas
Mascarpone, el alma del tiramisú
Es muy probable que el postre italiano más conocido en el mundo sea el tiramisú. Este postre, popularizado en los años ´70, debe su éxito –al menos en parte- a la cremosidad de su ingrediente fundamental: el mascarpone. Sin embargo este queso de sabor envolvente y consistencia aterciopelada es ideal para preparar muchos otros postres, helados y rellenos. Con reminiscencia a crema y a manteca puede ser una delicia para cualquier goloso… siempre que no tenga problemas de peso, ya que de otro modo puede generar sentimientos encontrados donde el placer se combina con la culpa.
Delicioso, cremoso y aterciopelado, el queso mascarpone forma parte de muchísimas especialidades en heladería y pastelería, donde puede utilizarse como relleno o combinarse con licores y frutas para dar origen a riquísimas cremas. Este queso es originario de la región de Lombardía, en particular del área de Lodigiano, aunque hoy se elabora en varias regiones de Italia. La región de Lodigiano –zona agrícola al Sur de Milán- tiene una larga tradición de cría de bovinos y abarca la zona del Valle del Po inferior entre la confluencia de los ríos Adda y Lambro. En medio de un paisaje se caracteriza por la gran red de acequias y canales de riego y por sus poblados en forma de cuadrilátero que rodea a una plaza central, nació este queso que es reconocido por el Estado como Producto Agroalimentario Tradicional Italiano.
Sus orígenes no son totalmente conocidos, pero la producción y consumo se remontan a varios siglos atrás. Se supone que su creación se debió a motivos utilitarios, ya que las vacas al final de otoño producían leche muy concentrada en grasa y proteínas, por otro lado, la estación era más indicada para la conservación de este delicado producto que no soporta las altas temperaturas.