12/02/2014 El sobrepeso y la obesidad, junto con la sustentabilidad ambiental, aparecen como desafíos que obligarán a actuar sobre la dieta en todo el mundo
Cómo será la dieta del futuro
La organización británica UK´s Overseas Development Institute (ODI) ha presentado en enero de 2014 un documento donde analiza la escala y las consecuencias globales del sobrepeso y la obesidad, así como la inacción de los gobiernos frente a este problema. El informe Dietas Futuras, Implicancias para la Agricultura y el Precio de los Alimentos es un análisis de datos públicos que detalla lo que se come en el mundo, para ello ha revisado la literatura existente y analizado datos y estadísticas del consumo de alimentos por regiones geográficas. También describe lo que sucede en cinco países de ingresos medios, tomados como caso de estudio (India, China, Egipto, Perú y Tailandia) para ilustrar los cambios en las tendencias dietarias sucedidos en los últimos cincuenta años como consecuencia del crecimiento económico y la urbanización. El informe completo del cual presentamos algunas conclusiones, puede encontrarse en www.odi.org.uk/future-diets
Las dietas son cada vez más importantes en un mundo con crecimiento económico e ingresos crecientes. Dos preocupaciones, en particular, están apareciendo: el efecto de la dieta sobre la salud, y las demandas sobre la agricultura originadas por los cambios en lo que se come. El impacto es más marcado en el mundo en desarrollo, donde se ve la aceleración más rápida en el exceso de consumo y donde aún permanece la mayor cantidad de víctimas del bajo consumo.
El consumo excesivo de alimentos, junto con estilos de vida que son cada vez más sedentarios, están produciendo un gran número de personas con exceso de peso. En efecto, el mundo ha visto una explosión en el sobrepeso y la obesidad en los últimos 30 años. El porcentaje de adultos con estos problemas creció del 23% en 1980 al 34% en 2008, con la gran mayoría de este aumento en el mundo en desarrollo. En estos países, la cantidad de personas afectadas más que se triplicó de unos 250 millones a 904 millones en el período mencionado. En contraste, la cantidad de gente con obesidad o sobrepeso aumento 1,7 veces en los países de altos ingresos.
La evidencia está bien establecida: la obesidad, junto con el excesivo consumo de grasas y sal, está ligada al aumento de la incidencia mundial de enfermedades no transmisibles, incluyendo algunos cánceres, diabetes, enfermedad cardíaca y accidentes cerebrovasculares. Lo que ha cambiado es que la mayor parte de la gente con problemas de exceso de peso puede ser encontrada hoy en el mundo en desarrollo más que en el desarrollado.
Simultáneamente, el déficit de consumo de energía, proteínas y micronutrientes es todavía un problema para cientos de millones de personas. Acá también, la mayor parte está en los países de bajos ingresos, donde la preocupación más grande es la inadecuada nutrición de los niños, que afecta su desarrollo físico y mental y los pone en desventaja a lo largo de toda su vida. El progreso para disminuir la incidencia de este retraso físico entre los niños ha sido lento: aún se considera que más de un tercio de ellos sufre este problema en el mundo en desarrollo. Sin embargo, la preocupación está ahora menos enfocada en los macronutrientes y más en los micronutrientes: se estima que la carencia de minerales y vitaminas clave –particularmente hierro, yodo, vitamina A y zinc- afecta a unas dos mil millones de personas o más.
La demanda de alimentos Las dietas también importan para la futura demanda de alimentos. Sería más fácil alimentar a una población esperada de ocho mil millones de personas para 2030 (y nueve mil millones para 2050) si las dietas fueran moderadas y no altas en productos de origen animal. Cualquier producción adicional de carne y de lácteos probablemente tendrá que venir, en gran parte, de alimentación animal con granos forrajeros. La alta demanda de estos granos en el futuro pondrá más presión sobre la tierra cultivable, el agua y el abastecimiento de fertilizantes, aumentando los costos de la producción agrícola y haciendo más difícil de alcanzar una adecuada dieta a las personas de bajos ingresos. Dado este escenario, este informe aborda tres tipos de problemas.
- ¿En que medida las dietas varían entre países? ¿Qué se conoce sobre las razones para las marcadas diferencias vistas en las dietas? ¿En que medida las diferencias pueden ser atribuidas a los ingresos?
- ¿Hay ejemplos de políticas públicas que hayan tenido un impacto real sobre la elección de una dieta? Y si es así, ¿cuáles políticas han sido más efectivas y en qué condiciones?
- ¿Cuán grande será la brecha entre el alimento disponible y el alimento necesario en el futuro si las dietas van cambiando hacia aquellas recomendadas por los nutricionistas, en lugar de convergir hacia las dietas características de EE.UU. o Europa Occidental? Y, ¿cuáles serán las implicancias para los precios de los alimentos básicos?