Mitos y falacias sobre el consumo de leche y sus derivados
Autor: Sergio Calsamiglia - Catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona
Mito 1. Si el colesterol sanguíneo es alto, debo reducir o dejar de consumir leche y productos lácteos. Falso. El consumo de leche y productos lácteos tiene un efecto peque?o y transitorio sobre el nivel sanguíneo de colesterol. Por el contrario, el consumo de leche y productos lácteos tiene un claro efecto hipotensor, mediado por el efecto del calcio y la presencia de péptidos bioactivos (péptido inhibidor del enzima conversor del angiotensinógeno). Para la prevención de los problemas cardiovasculares, el control de la tensión arterial es más importante que el control del colesterol. Los estudios epidemiológicos demuestran que el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular es un 17% menor en los individuos que consumen leche y productos lácteos respecto a los que consumen poca o no consumen leche y sus derivados (Referencias 2, 3).
Mito 2. Si quiero perder peso debo dejar de consumir leche y sus derivados. Falso. El calcio reduce la digestibilidad de las grasas y tiene un reconocido efecto sobre las células del tejido adiposo para aumentar la pérdida de grasa. Además, la leche contiene péptidos bioactivos que generan una sensación de saciedad, reduciendo el consumo de alimentos. Estudios clínicos han demostrado que el consumo de leche y sus derivados en dietas hipocalóricas reduce el peso un 10% más que las mismas dietas sin productos lácteos (Referencias 4, 5, 7).
Mito 3. El consumo de leche puede provocar diabetes adquirida (Tipo 2). Falso. La leche es uno de los alimentos con un índice glicérico más bajo. Además, los afectados por diabetes suelen tener problemas de obesidad y cardiovasculares, efectos que se reducen con el consumo de leche y productos lácteos. Los estudios epidemiológicos demuestran que el riesgo de padecer diabetes tipo 2 es un 67% menor en los individuos que consumen leche y sus derivados respecto a los que consumen poca o no consumen leche y sus derivados (Referencias 2, 3).
Mito 4. El consumo de leche se ha asociado con el riesgo de padecer cáncer. Falso. Los estudios científicos serios que relacionan el consumo de alimentos y cáncer son escasos. El riesgo de padecer un cáncer colo-rectal es un 26% inferior en los individuos que consumen leche y derivados lácteos respecto a los que consumen poca o no consumen leche y sus derivados. Para la incidencia de cáncer de mama parece no haber efecto ni positivo ni negativo. El efecto anticancerígeno de la leche se atribuye al efecto protector del calcio y a la actividad del ácido linolénico conjugado, una grasa presente exclusivamente en productos derivados de rumiantes (vacas, ovejas, cabras) (Referencias 2, 3).
Mito 5. EL consumo de leche provoca exceso de mucosidad y asma. Falso. Los estudios “ciegos” (donde el paciente no sabe si consume leche o un placebo) indican que ni el aumento de la mucosidad ni la incidencia de asma están asociados al consumo de leche (Referencia 6).
Mito 6. La leche es responsable de gran parte de las alergias alimentarias. Falso. La proteína de la leche puede dar lugar a alergias. Los estudios clínicos indican que entre el 2-6% de los ni?os y el 0.1-0.5% de los adultos son alérgicos a la leche. Ello implica que un número elevado de ni?os alérgicos dejan de serlo en la vida adulta. Sin embargo, el grado de autodiagnóstico es diez veces superior. La alergia a la proteína de la leche es una realidad que afecta a una peque?a proporción de la población. El mito está en la sobredimensión del diagnóstico, basada fundamentalmente en la percepción y el autodiagnóstico (Referencia 1).
Mito 7. Existe una peque?a proporción de la población que es intolerante a la lactosa Cierto. La intolerancia a la lactosa (el azúcar de la leche) es el resultado de la falta de un enzima (la lactasa) que la digiere. Existe un amplio abanico de “gravedad” frente a la intolerancia, desde la gente que no tiene la enzima (totalmente intolerante) a aquellos que tienen un nivel más bajo del normal y son intolerantes al consumo de cantidades excesivas de leche o derivados lácteos. Se estima que en Espa?a la incidencia de intolerancia al consumo normal de lácteos es del 11 al 15%. Los individuos parcialmente intolerantes a la lactosa pueden consumir productos lácteos bajos en lactosa (yogurt), leche sin lactosa, o productos lácteos con pastillas de lactasa.
Mito 8. Somos los únicos mamíferos que consumimos leche después de la lactancia materna. Cierto. Somos los únicos mamíferos que hacemos muchas cosas (cocinar, cultivar vegetales, hacer el payaso, crear mitos, …). Pero ello no implica que debamos de dejar de tomarla. En la evolución del hombre, los europeos sufrieron un cambio genético que les convirtió en tolerantes a la lactosa. Esta modificación debió otorgarles una ventaja competitiva que les permitió sobrevivir en su entorno. Si la tolerancia a la lactosa hubiera tenido efectos negativos, esta modificación genética no hubiera persistido a lo largo de la evolución del hombre. Todo lo contrario; la evidencia médica indica que los individuos que consumen leche y derivados lácteos tienen una esperanza de vida mayor que los que consumen poco o no consumen (Referencia 2).
Referencias 1. Crittenden and Bennett. 2005. Cow’s Milk Allergy: A Complex Disorder. J. Am. Coll. Nutr.24:582S–591S (accesible en “Dairy Food Consumption and Health” www.adsa.org).
2. Elwood et al., 2008. The survival advantage of milk and dairy consumption: An overview of evidence from cohort studies of vascular diseases, diabetes and cancer. J Amer Coll Nutr. 2008;27:723S-734S (accesible en “Dairy Food Consumption and Health” - www.adsa.org).
3. Elwood et al., 2010. The consumption of milk and dairy foods and the incidence of vascular disease and diabetes: an overview of the evidence. Lipids. DOI 10.1007/s11745-010-3412-5
4. Faghih et al., 2010. Comparison of the efects of cows' milk, fortfied soy milk, and calcium supplement on weight and fat loss in premenopausal overweight and obese women. Nutr Metab Cardiovasc Dis. (in press).
5. Kelishadi et al. 2009. Can a dairy-rich diet be efective in long-term weight control of young children? J. Am. Coll. Nutr. 28:601-10. (accesible en “Dairy Food Consumption and Health” - www.adsa.org).
6. Wuthrich, et al., 2005. Milk Consumption Does Not Lead to Mucus Production or Occurrence of Asthma: Review. J. Am. Coll. Nutr. 24:547S–555S.
7. Zemel. 2005. The Role of Dairy Foods in Weight Management: Review. J. Am. Coll. Nutr. 24: 537S–546S. (accesible en “Dairy Food Consumption and Health” - www.adsa.org)