11/11/2011
Entre el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Salud y la industria de alimentos.

Convenio de reducción de sodio en los alimentos procesados

El 26 de octubre se suscribió un convenio marco para reducción voluntaria y progresiva del contenido de sodio en alimentos procesados. Los firmantes del mismo fueron los ministros de Salud, Juan Manzur, y su par de Agricultura, Julián Domínguez, junto con representantes de la industria alimentaria pertenecientes a la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL). Dicho acuerdo compromete al sector industrial de alimentos a reducir el contenido de sodio en cuatro grupos de alimentos procesados prioritarios: productos cárnicos y sus derivados (entre los que se encuentran chacinados cocidos y secos, embutidos y no embutidos); los farináceos (galletitas, panificados y snacks), los lácteos (incluyendo diferentes tipos de queso) y por último sopas, aderezos y conservas.

Convenio de reducción de sodio en los alimentos procesados

 

El trabajo conjunto de ambos Ministerios y las principales empresas productoras de alimentos apunta a generar un impacto significativo en la reducción del consumo de sodio, ya que está comprobado que más del 60% de la sal ingerida por las personas proviene de este tipo de alimentos. En el convenio se considera que la reducción de 3 gramos de sal en la dieta de toda la población salvaría en nuestro país unas 6.000 vidas anuales y evitaría aproximadamente 60.000 eventos cardiovasculares y ataques cerebrovasculares (ACV) e igual número de discapacidades en adultos jóvenes.


 Teniendo en cuenta que el consumo diario de sal por persona en nuestro país es de 12 gramos, este es un primer paso para alcanzar en 2020 la meta de 5 gramos diarios de consumo promedio de sal por persona, valor máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta iniciativa nace de la evidente relación entre los elevados niveles de presión arterial (sistólica y diastólica) y la incidencia de accidentes cerebrovasculares, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, enfermedad vascular periférica, alteraciones cognitivas y mortalidad. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo: el 80% de estas defunciones se deben a la hipertensión, el tabaquismo y la hipercolesterolemia. De estos factores, la presión arterial elevada es la causa directa más importante de muerte en todo el mundo, y se evidencia tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. 


 Se sabe que uno de los principales determinantes de la presión arterial elevada es la ingesta excesiva de sodio, a través del consumo de alimentos procesados y de sal de mesa. Para lograr el objetivo de reducir el consumo de sodio, desde 2010 la cartera sanitaria lleva adelante la iniciativa “Menos Sal, Más Vida”, una estrategia que persigue disminuir el consumo de sal de la población para reducir la importante carga sanitaria que representan las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales. Este programa trabaja dos ejes fundamentales, la concientización de la sociedad sobre la necesidad de disminuir la incorporación de sal en las comidas y la firma de acuerdos con la industria alimentaria para lograr la reducción del contenido de sodio de los alimentos procesados.


 En el marco de esta iniciativa, el Ministerio de Salud junto con la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (FAIPA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) desarrollaron acciones en las panaderías artesanales para que produzcan pan con menos en sal y sin sal, lo que ya permitió la reducción de un 25% de sodio en los productos elaborados en más de 6.000 panaderías del país. 


 El acuerdo alcanzado ahora establece que en los embutidos y fiambres en principio la reducción será del 8%; del 5% en los chacinados secos como salames y longanizas, y de un 8% en los productos empanados. Las galletitas y los quesos bajarán en la primera etapa un 5% del contenido de sodio, al igual que las sopas, aderezos y conservas. Por último, la iniciativa incluye además mensajes de concientización acerca de los efectos nocivos para la salud del consumo excesivo de sal, y opciones de reemplazo de la sal, tales como hierbas aromáticas y otros condimentos.


 La intervención del Estado, de manera conjunta y coordinada con todos los sujetos públicos y privados involucrados en la cadena de producción de alimentos, es una medida necesaria y eficaz que apunta a generar un impacto significativo en la reducción del consumo de sodio, ya que está comprobado que más del 60% de la sal ingerida por las personas proviene de este tipo de alimentos.


 

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