01/11/2016 Lic. Celina Moreno - Coordinadora del Equipo de Nutrición y Educación Alimentaria, Dirección de Agroalimentos, Ministerio de Agroindustria de la Nación
Pérdidas y desperdicio de alimentos: un problema global con soluciones locales
En el mundo cada año se pierden o desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos, es decir, el 30% de todo lo que se produce en el planeta. En América Latina se calcula que se pierde un 15% de los alimentos, lo que equivale al 6% de la producción mundial. En la Argentina, según el Primer Ejercicio de Estimación de PDA en la Argentina, difundido por la Dirección de Agroalimentos en enero 2015, se pierde el 12,5% de la producción agroalimentaria, lo que corresponde a 16 millones de toneladas de alimentos en su “equivalente primario”.
Según indicó la FAO en 2011, cada año se pierden en el mundo el 45% de las frutas y hortalizas, el 45% de las raíces y tubérculos comestibles, el 30% de los cereales, el 30% de los pescados y productos marinos, el 20% de los productos lácteos, el 20% de la carne vacuna y el 20% de las legumbres y oleaginosas. También la FAO estableció en 2014 en cuáles etapas se perdía o desperdiciaba más cantidad de alimentos en América Latina y el Caribe. Como se ve en el gráfico 1, esas etapas son la producción primaria y el consumo, pero también hay grandes pérdidas durante el manejo y almacenamiento y en mercadeo y distribución.
Los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por las Naciones Unidas son diecisiete, de los cuales cinco están relacionados directamente con la pérdida y desperdicio de alimentos, en particular el Objetivo 12 sobre Producción y Consumo Responsables, los otros cuatro son el 1 – Fin de la Pobreza, el 2 – Hambre Cero, el 13 – Acción por el Clima, y el 14 – Vida Submarina.
El contexto mundial nos marca el camino a seguir. La FAO, dentro de sus cinco objetivos estratégicos 2014-2017 (Gráfico 2), indica “Establecer sistemas agrícolas y alimentarios más integradores y eficientes”. Otro documento internacional relacionado es el de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), donde el Pilar 1 de la línea de acción número 3 es “Reducir la pérdidas y desperdicios de alimentos”.
Cuando se pierden o desperdician alimentos no sólo disminuye la disponibilidad local o mundial de los mismos sino que hay un impacto negativo sobre el ambiente y sobre la economía. Es un problema global, cuyas soluciones están a nivel local, y que engloba a todo el sistema agroalimentario, por lo que las acciones para enfrentarlo son sumamente diversas. Esas acciones involucran cambiar hábitos y costumbres de los consumidores, así como prácticas laborales, abriendo una oportunidad para agregar valor e innovar a través de un enfoque multisectorial y multidisciplinario, por ejemplo para desarrollar nuevas tecnologías que aumenten la vida útil de los productos. Es decir, se puede transformar una cuestión negativa en algo positivo, como es trabajar en sistemas agroalimentarios más eficientes. Hay que tener en cuenta que el problema de pérdida y desperdicio de alimentos involucra a toda la cadena: producción, transporte, almacenamiento, procesamiento, comercio, servicios de alimentación y consumo final.
Dado el contexto a nivel mundial y regional, en el Ministerio nos planteamos qué estábamos haciendo en la Argentina para combatir este problema, si realmente perdemos o desperdiciamos la cantidad de alimentos que dice la FAO. Por eso en el año 2013 comenzamos a trabajar en una serie de comunicaciones para concientizar. Luego de dos años, se logró la conformación y la creación formal del Programa Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, cuyo objetivo es: “coordinar, proponer e implementar políticas públicas en consenso y con la participación de representantes del sector público y privado, sociedad civil,organismos intersectoriales,que atiendan las causas y los efectos de la pérdida y el desperdicio de alimentos”. Conseguir la implementación de un Programa Nacional fue un gran logro para todos los que veníamos trabajando en este tema.