Desafíos y oportunidades para el sector ganadero global
Autor: Dr. John D. Anderson. Jefe Adjunto del Departamento de Economía de la American Farm Bureau Federation
La industria de la carne en los EE.UU. y en todo el mundo ha enfrentado numerosos períodos de dramáticos cambios estructurales a lo largo de su larga historia. En los EE.UU., el crecimiento del transporte por ferrocarril contribuyó al desarrollo de los mercados de la carne bovina y porcina a nivel nacional, lo que dio origen a empresas procesadoras de carne que se transformaron en algunas de las corporaciones más importantes del país. Posteriormente, los avances tecnológicos y las innovaciones en el gerenciamiento llevaron a la creación de un sector avícola altamente eficiente e integrado. La innovación que significó la carne bovina y porcina en cajas originó el cambio de la venta de medias reses a la venta productos procesados, lo que revolucionó las operaciones minoristas y dio origen a nuevas economías de escala a nivel mayorista, lo que llevó a una reestructuración masiva de la industria. Estos son sólo unos pocos de los numerosos ejemplos que pueden ser citados para ilustrar el hecho de que la producción de carnes rojas y de ave siempre ha tenido lugar en un ambiente altamente competitivo y en un mercado muy dinámico. Esta situación es también cierta en el presente. En efecto, se puede decir que la velocidad actual de los cambios dentro del sector rivaliza con la de otros tiempos. ?Cuáles son los factores clave que dan origen a los desarrollos en el sector? ?Cuáles son las implicancias de estos desarrollos para el futuro? Esta conferencia ofrece una breve evaluación de estos temas.
Recientes desarrollos industriales
Por cerca de una década, el desafío central para los productores de ganado bovino, porcino y aviar en gran parte del mundo han sido los persistentes altos costos de producción. La dramática escalada en el precio de los granos que comenzó a mediados de los a?os 2000, y que se ha mantenido desde ese momento con muy poca interrupción, representó un gran incremento en los costos de alimentación animal. Una cuidadosa exposición de las causas del rápido incremento en el precio de los granos está más allá del alcance de este informe. Una gran cantidad de literatura sobre este tema ha sido producida en el último lustro y los lectores interesados pueden explorarla por sí mismos. Acá es suficiente decir que fallas repetidas en el cultivo de trigo, una fuerte demanda desde el mundo en desarrollo (especialmente China e India), y la explosión de los sectores de biocombustibles en EE.UU. y la UE tuvieron un papel importante. El aumento en el precio de los forrajes fue incuestionablemente dramático. En los EE.UU., entre la campa?a1 2005/2006 y 2007/2008 el precio a nivel de granja del maíz se incrementó de U$S 78.74/ton a U$S165.35/ton, un aumento de más del 100% en sólo dos a?os. La figura 1 muestra el precio promedio del maíz estadounidense a lo largo de los últimos 40 a?os, ilustrando claramente la importancia del reciente aumento.
1 Para maíz, la campa?a va desde septiembre del a?o en que el cultivo es sembrado y cosechado hasta el agosto siguiente.
Figura 1 – Precio promedio por campa?a del maíz (U$S/ton). Fuente: Servicio de Estadísticas Agrícolas del USDA.
Los gastos de alimentación usualmente constituyen alrededor de dos tercios del costo de producción en ganado y en aves, de tal modo que el aumento tuvo un dramático impacto sobre la rentabilidad del sector. La figura 2 muestra los beneficios o pérdidas presupuestados para un establecimiento representativo2 de cría y terminación de porcinos en el estado de Iowa. Se observa el dramático cambio en las circunstancias económicas en el sector ganadero, que resultaron en su mayor parte del aumento de los costos de producción. Nótese que hacia fines de 2007 terminó un período relativamente largo de retornos favorables, que fue seguido por un período sin precedentes de pérdidas mensuales consecutivas. Un resultado comparable podría ser mostrado para el sector de terminación de ganado vacuno. Datos similares del sector industrial podrían mostrar pérdidas de más de U$S 100 por cabeza durante la mayor parte del período que va desde 2007 a 2009. La rentabilidad del sector avícola es un poco más dificultosa de estimar, debido a la naturaleza integrada de la industria. Sin embargo, la actividad de la misma sugiere claramente que las pérdidas fueron severas. Una cantidad de compa?ías avícolas bien establecidas entraron en bancarrota en el período de 2007 a 2010. Muchas de estas fueron objeto de adquisición por parte de empresas extranjeras. La más notable fue Pilgrim´s Pride Corporation, que fue adquirida por JBS, una firma brasile?a.
2 Los datos de la figura 2 no representan retornos de una operación real. Presentan la rentabilidad calculada o las pérdidas a partir de un presupuesto que refleja las prácticas de producción porcina típicas y el precio de los forrajes.
Figura 2 – Rentabilidad mensual de la actividad cría/terminación de porcinos en Iowa. Fuente: Livestock Marketing Information Center, a partir de datos compilados por la Universidad Estatal de Iowa.
La respuesta normal a los mayores costos de producción, con todo los demás factores sin cambios, es reducir la producción. Esto se refleja en el conocido resultado del análisis económico marginal, en el que un desplazamiento al alza de los costos marginales es equivalente a desplazamiento hacia la izquierda de la curva de oferta. En el caso de la carne, las demoras para manifestarse en la producción son relativamente prolongadas, complicando la relación entre costos y cantidades producidas. Las decisiones de manejo hechas cuando los costos cambian pueden tomar muchos meses o incluso a?os para resultar en cambios en la producción de carne. En los EE.UU., parece que el aumento en los costos ha tenido un impacto sobre la producción que se ha desarrollado a lo largo de varios a?os. La producción de carne ha declinado en todos los a?os –salvo uno- desde 2008, y en el último bienio el ritmo de declinación se ha incrementado debido a una amplia sequía que se ha sumado a los problemas de la industria. El crecimiento en el sector avícola estadounidense se ha enlentecido. Es notable que la producción aviar haya declinado en sólo dos de los últimos 35 a?os: 2009 y 2012. Después de casi una década de firme crecimiento, la producción porcina de EE.UU. declinó en 2009 y 2010, antes de retornar a un modesto crecimiento.
Por supuesto, los mayores precios de los granos no han sido el único factor que afectó a la producción. En el sector vacuno, la amplia sequía de 2011 y 2012 devastó las regiones productoras de ganado más importantes, elevando también los costos de producción y forzando a la liquidación de decenas de miles de cabezas del stock de cría. Esta liquidación también contribuyó a una reducción de la capacidad de producción de carne vacuna, que se extenderá durante los próximos tres a?os, por lo menos. El sector avícola estaba probablemente empezando a perder parte de su impulso incluso antes de que aparecieran los mayores costos de alimentación. La caída de la Unión Soviética abrió varios mercados clave a la avicultura de EE.UU., en particular Rusia. Las fuertes exportaciones de cortes de carne oscura –antes de menor valor- ayudaron a sostener el vigoroso aumento de la industria avícola estadounidense a lo largo de los a?os ´90. Pero a mediados de la década de 2000, Rusia ya había hecho progresos en el desarrollo de su industria doméstica y el potencial para un crecimiento de las exportaciones que llevara a una ulterior expansión había disminuido significativamente, sin importar lo que sucediera con el precio de los alimentos.
Al mismo tiempo que los productores de carne estaban enfrentando mayores costos de producción, aparecieron importantes desafíos del lado de la demanda. Las condiciones en los mercados financieros se deterioraron a lo largo del 2007 y desembocaron en una crisis económica a gran escala hacia el tercer cuatrimestre de 2008. Lo que sobrevino fue la más severa recesión desde 1930. En ese entorno, los consumidores comprensiblemente alteraron su patrón normal de gastos, con importantes implicancias para la industria de la carne. Los consumidores disminuyeron sus gastos en alimentos en mayor medida que en otras recesiones previas. Esto implicó menos consumo de alimentos fuera de la casa así como un cambio hacia cortes de menor valor relativo. Estos cambios significaron que las ventas minoristas de carne originaron y sostuvieron menos valor a lo largo de toda la cadena de abastecimiento, haciendo difícil a los productores trasladar sus mayores costos y aumentando la presión sobre los márgenes de rentabilidad. Esto dio origen una ventaja para las proteínas de menos precio en el mercado de EE.UU.
El resultado básico de los mayores costos de producción desde mediados de los a?os 2000 y el prolongado período de bajos gastos del consumidor que comenzó con la crisis financiera de 2008 ha sido que las proteínas de menor precio han ganado participación de mercado. La figura 3 muestra el consumo per capita en el mercado de EE.UU para carne bovina, porcina y aviar.
Figura 3 – Consumo de carne per capita en EE.UU. desde 1980 hasta 2014 (estimado). Fuente: Livestock Marketing Information Center - USDA.
Dos aspectos merecen aquí enfatizarse. Primero, la carne bovina ha perdido claramente participación de mercado. Esto ha estado sucediendo durante un largo tiempo, a medida que la producción aviar (y su consumo) se incrementaban firmemente a lo largo de las décadas del ´80 y ´90. Pero el ritmo al cual la participación de la carne vacuna declinó ha sido dramático desde mediados de los a?os 2000. Con los efectos sobre la producción futura que se anticipan de la reciente sequía, su participación indudablemente disminuirá aún más. En segundo lugar, es notable que el consumo total de carne ha estado cayendo por casi una década. La producción combinada de carne de vacunos, cerdos y aves en EE.UU. alcanzó su pico en 2004, con 91,6 kg per capita. Si se confirman las proyecciones para 2014, en la década el consumo de carne habrá caído poco más del 8%. La declinación no ha sido pareja, como muestra claramente la figura 3. El consumo de carne vacuna ha declinado un 18%, la de carne de cerdo un 7% y la de pollo sólo un 1%.
Es importante notar que los números en la figura 3 no revelan nada sobre la fortaleza o debilidad de la demanda de carne en un a?o particular. La demanda requiere una consideración simultánea tanto de cantidades como de precios. Un menor consumo (por menor oferta) puede ser consistente con una fuerte demanda del consumidor, si éste está dispuesto a pagar mayores precios para obtener ese producto menos ofrecido. En general, la declinación en el consumo documentada en la figura 3 refleja menor producción, no menor demanda del consumidor. Los consumidores han estado dispuestos a pagar más por la menor oferta disponible. Podría decirse que los precios no han sido lo suficientemente altos para devolver al sector la rentabilidad (al menos en lo que respecta a carne vacuna y porcina), pero no ha habido un colapso mayor en el lado de la demanda del mercado. La figura 4 muestra los precios minoristas de carne vacuna, porcina y aviar como un porcentaje de los precios prevalentes en enero de 2008. Claramente, desde 2008 los precios minoristas se han incrementado sustancialmente para racionar la oferta disponible. Actualmente los precios al consumidor para las tres carnes principales están a nivel récord o cerca de él.
Figura 4 – Cambio de precio de la carne bovina, porcina y aviar desde enero de 2008. Fuente: Economic Research Service - USDA.
Tendencias emergentes del sector cárnico mundial La reciente historia de la industria cárnica estadounidense es relevante porque aporta un ejemplo concreto de los efectos de los dos grandes cambios que han dominado los mercados mundiales: el aumento general en el precio de los commodities y los patrones cambiantes del crecimiento económico. Mirando hacia adelante, estos cambios -y algunos otros pocos desafíos y oportunidades- serán los factores más importantes que darán forma a la ganadería y a la industria cárnica mundiales en el futuro previsible.
Con respecto a los precios de las commodities, es posible que el precio de los granos decline sustancialmente hacia los últimos meses de 2013. Las proyecciones actuales indican un récord en el cultivo de maíz en EE.UU. y un modesto incremento en los stocks finales en el mundo. Las estimaciones del USDA proyectan actualmente un crecimiento en los stocks de granos de 30 millones de toneladas (un incremento del 5%) a lo largo de la campa?a 2012/14. Sin embargo, estos stocks mundiales permanecen ajustados en términos históricos, particularmente cuando se los considera como un porcentaje de los actuales niveles de uso. La figura 5 muestra los stocks finales de granos mundiales tanto en toneladas métricas como en términos de uso total (relación stock/uso).
Figura 5 – Stock mundial de granos y relación stock/utilización desde campa?as 2001/2 a 2013/14 (proyectada). Fuente: World Agricultural Outlook Board - USDA.
Una gran cosecha de maíz en EE.UU. (y en el mundo) ciertamente aliviará algo la gran presión sobre los mercados de granos que ha sido un hecho relevante por varios a?os, sin embargo, los fundamentos básicos del mercado pueden no ser alterados demasiado. Con una fuerte crecimiento en la demanda en el mundo en desarrollo y con lo que es ahora una infraestructura completamente desarrollada (y sobre todo, pagada) de biocombustibles en el mundo desarrollado, el exceso de capacidad en producción de granos que caracterizó a la situación mundial por largo tiempo ya no existe más. Asimismo, los precios de la energía parecen mantenerse en niveles persistentemente altos, por lo menos, ya que la fuerte demanda mundial y los altos costos de producción asociados con las fuentes no convencionales originan un sustancial sostén a los precios.
Con altos costos de producción, es mayor la rentabilidad de la eficiencia. En efecto, la ganadería y la industria de carnes han buscado el aumento de eficiencia muy agresivamente a lo largo del último lustro. La adopción muy rápida de la ractopamina en los sectores vacuno y porcino estadounidenses en los pasados dos o tres a?os ofrece un buen ejemplo de esta búsqueda de una producción más eficiente. Al creciente participación de mercado de la industria avícola demuestra los beneficios tangibles de una mayor eficiencia. De las tres mayores especies para carne (bovina, porcina y aviar), la última es por lejos la más eficiente en términos de conversión alimentaria. En esta era de altos costos de alimentación, una ventaja competitiva significativa es así disfrutada por esta industria. No sorprende, entonces, que la producción de carne aviar (y el consumo final) se haya sostenido mejor –al menos en EE.UU.- que la producción de carne bovina o porcina. Entre 2008 y 2013 la producción de carne vacuna estadounidense ha declinado un 5%, la producción de carne porcina básicamente se ha mantenido, y la producción de carne aviar se ha incrementado en casi un 2,5%. Si los costos de producción se mantienen en niveles históricamente altos, es probable que la carne aviar continuará ganando mercado a sus competidores, especialmente a la carne vacuna.
Los mayores costos necesitan mayores precios para que las empresas se mantengan rentables y permanezcan en el negocio. En medio de una recesión mundial, sin embargo, ha sido difícil para las empresas trasladar sus mayores costos a los consumidores. Como ya se mencionó antes en la figura 4, los precios minoristas se han incrementado y están en niveles récord o cerca de ellos, tanto en carne vacuna como porcina y aviar. Sin embargo, estos precios incrementados no han sido en general suficientes para sostener la rentabilidad en todos los niveles de estas industrias. Parece haber una tendencia persistente de los consumidores en focalizarse sobre los productos de menor valor. Por ejemplo, los cortes de carne oscura de ave se han comportado mejor en los últimos a?os que nunca antes en EE.UU. En forma similar en carne vacuna, los precios de la paleta, del cuarto y de otros cortes de menor precio han mejorado notablemente más que los precios del costillar o del lomo durante este período de oferta declinante y dificultades económicas. Esto ha ayudado a mantener el consumo de carne vacuna y ha contribuido a mayores precios minoristas en general, pero no ha creado suficiente valor en el sector para restaurar la rentabilidad en todos los niveles de la industria.
Las perspectivas de crecimiento económico en el mundo desarrollado siguen siendo poco estimulantes. De acuerdo a las prospectivas del FMI, del Grupo de los Siete (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y EE.UU.), sólo EE.UU. experimentará un crecimiento real del PBI que superará el 3% en los próximos cinco a?os. El crecimiento económico relativamente bajo sugiere un crecimiento lento continuado de los ingresos del consumidor en esos países, una situación que podría reforzar la ya discutida tendencia hacia los productos cárnicos de menor valor. En contraste, el crecimiento económico en los países de ingresos medios y en desarrollo se espera que sea algo más robusto. Aunque a lo largo de los próximos cinco a?os se prevé que sea algo inferior que en el lustro anterior, esta clase de países continuará siendo un importante factor de la economía global. La figura 6 muestra las proyecciones del FMI sobre el crecimiento promedio anual del PBI para un grupo de economías seleccionadas.
Figura 6 – Proyecciones de crecimiento anual del PBI en países seleccionados. Período 2013-2017. Fuente: FMI
Claramente, si estas proyecciones se confirman, los países en desarrollo como China, India e Indonesia continuarán siendo factores clave del crecimiento económico para la economía mundial. La consecuencia es que también estas economías se volverán importantes para el crecimiento de la demanda de carnes. El aumento de la importancia de las exportaciones estadounidenses para la industria cárnica y para el sector ganadero en su conjunto comenzó hace más de una década. En los EE.UU., la industria avícola fue la primera en volverse altamente dependiente de los mercados de exportación. A fines de los ´80, las exportaciones de carne aviar alcanzaban a sólo un 5% de la producción. La industria había experimentado un rápido crecimiento, pero que fue motivado por los consumidores domésticos: la creciente demanda por productos convenientes y una agresiva respuesta a esa demanda por la industria de carne aviar impulsó una veloz expansión. En los a?os ’90, los mercados de exportación también comenzaron a crecer rápidamente, en particular los de la antigua Unión Soviética. Hacia el fin de esa década, las exportaciones aviares llegaban al 15% de la producción. Desde ese momento, las ventas al exterior se han incrementado aún más, hasta alrededor del 20% de la producción de carne de ave.
Las exportaciones de carne porcina han crecido rápidamente recién en los últimos diez a?os. En 2003 las exportaciones alcanzaban a menos del 10% de la producción, y en 2012 ya superaban el 23%. No sorprendentemente, China ha sido el factor clave de ese crecimiento. Como primer consumidor mundial –por lejos- de carne de cerdo, China indudablemente permanecerá como un importante mercado para la industria estadounidense. Este hecho ha sido recientemente resaltado por el anuncio de que una firma de origen chino estaría haciendo una oferta para comprar Smithfield Foods, el mayor productor de carne porcina de EE.UU.
La experiencia de la industria de carne vacuna ha sido muy interesante. En 2003, EE.UU. exportaba casi el 10% de su producción total. Durante la última semana de ese a?o se descubrió el primer caso de Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE), un evento que cerró efectivamente todos los mercados de exportación del país. En 2004, las exportaciones cayeron a menos del 2% de la producción (y fueron del 0% durante buena parte de ese a?o). Luego de varios a?os de recuperación, las exportaciones vacunas han trepado hasta cerca del 10%. Con un mejor acceso a mercados clave (especialmente Europa y China) las exportaciones de carne vacuna podrían crecer considerablemente más.
El crecimiento económico mundial representa un desafío clave y una oportunidad para la industria de ganados y carnes. Como oportunidad, la mayoría de esos países consumen actualmente cantidades relativamente peque?as de carne per capita. A medida que los ingresos mejoran, es significativo el potencial para el crecimiento de la demanda. El desafío proviene del hecho de que depender de las exportaciones acarrea considerables riesgos. Si las exportaciones son una parte sustancial del mercado de la industria cárnica, su pérdida puede causar un severo da?o. La industria estadounidense de carne vacuna experimentó eso en 2003. La industria cárnica canadiense lo experimentó aún más traumáticamente un a?o antes, con su propio episodio de BSE. La industria avícola ha visto repetidas veces este fenómeno, en la medida que el mercado ruso ha sido cerrado periódicamente a los productos de EE.UU. varias veces a lo largo de la década pasada. Cada uno de estos episodios ha llevado a dolorosas pérdidas para la industria.
Hay, por supuesto, formas para mitigar los riesgos asociados con volverse más dependiente de las exportaciones. Una estrategia clave es asegurar una rápida y completa identificación animal y sistemas de trazabilidad, de tal modo que cualquier tema de salud animal o de inocuidad alimentaria que amenace al comercio pueda ser rápidamente aislado y resuelto. La mayor parte de los principales países exportadores de carne han dado grandes pasos en el desarrollo e implementación de estos sistemas a lo largo de la pasada década. Los EE.UU. han sido muy reluctantes a instituir medidas abarcadoras de trazabilidad. Como consecuencia, el país es aún vulnerable a rupturas en los mercados de exportación que acompa?arán inevitablemente a cualquier problema de salud animal o de inocuidad alimentaria. Asimismo, EE.UU. puede encontrarse en desventaja competitiva en países donde los consumidores otorgan un valor relativamente alto a la trazabilidad y al consiguiente rotulado de los productos alimenticios.
Más allá de los problemas asociados con los altos costos de producción y los patrones cambiantes del crecimiento económico, hay varios otros temas que afectarán probablemente a los ganaderos y a los industriales de la carne en todo el mundo los próximos a?os. Algunos de los más notables de estos temas serán discutidos a continuación.
En primer lugar, los cambios en la demografía de los consumidores en mercados clave pueden terminar con un notable impacto sobre el consumo de carne. Buena parte del mundo en desarrollo ha tenido una transición hacia un crecimiento de la población muy bajo o negativo. Esto resultará en un envejecimiento de la población, que es un fenómeno que en general se corresponde con un menor consumo de carne. Cuando las personas pasan del trabajo al retiro, viajan menos y experimentan una declinación en sus ingresos. Ambos factores llevan a un menor consumo total de carne y/o a un cambio hacia cortes de menor precio. En este sentido, el envejecimiento de la población en el mundo desarrollado probablemente reforzará tendencias que ya se han establecido a lo largo del último lustro. Esto significará que mercados clave de exportación, como Japón y la UE pueden volverse plazas mucho más difíciles para concretar negocios en los próximos a?os a medida que los participantes tengan que competir en un mercado que se encoge.
En segundo lugar, el ambiente regulatorio para la ganadería y la producción de carne probablemente se volverá aún más desafiante de lo que ya es. La aparición de regulaciones adicionales relacionadas con el ambiente es una certeza para los próximos a?os. Muy probablemente, cada nación continuará manejando sus propias preocupaciones ambientales de acuerdo con los deseos de su población. Sin embargo, la comunidad ambiental internacional desea claramente utilizar el tema del cambio climático para forzar un esfuerzo ambiental más concertado. Es posible que sus esfuerzos puedan culminar con algún éxito.
Aunque las regulaciones ambientales se han vuelto un tema familiar para los ganaderos, tales regulaciones están lejos de ser el único desafío que tendrán que enfrentar en el futuro. Cada vez más, grupos de defensa impulsaran más regulaciones sobre temas de bienestar animal. En los EE.UU., el actual foco de los grupos de activistas es sobre los sistemas de alojamiento para las chanchas madres. Hasta el momento, la industria ha sido capaz de evitar estándares de producción impuestos legislativamente, pero esta lucha (y luchas similares sobre otros temas de bienestar animal y de derechos de los animales) continuará en el futuro. Es altamente probable, en EE.UU. al menos, que los activistas tengan éxito en forzar alguna vigilancia adicional y regulaciones relacionadas con el cuidado de los animales. Según la extensión en que esto suceda, representará un costo de producción adicional. Tales regulaciones probablemente no afectarán de la misma manera a todas las especies, por lo que puede haber algunos cambios en la posición competitiva de las tres especies más importantes, dependiendo de la extensión en que cada una vea influenciados sus costos por la nueva regulación. En forma similar, las decisiones regulatorias de los países individuales afectarán su posición competitiva en lo que probablemente sea un mercado de exportación cada vez más importante.
Conclusión El ambiente económico para la ganadería y la producción avícola ha cambiado significativamente en menos de una década. La fuerte demanda de granos ha llevado a costos de producción consistentemente altos. Al mismo tiempo, el desplome económico mundial ha hecho difícil trasladar los mayores costos a los consumidores en forma de mayores precios minoristas de la carne. Aunque los precios han crecido, no han subido lo suficiente como para sostener márgenes de rentabilidad positivos en todos los niveles de producción. Esta situación ha dado un premio sustancial a la producción altamente eficiente y de bajo costo. Es probable que esta realidad se mantenga en el futuro previsible. El retorno al crecimiento económico ayudará a sostener la demanda de carnes, sin embargo, los patrones cambiantes del crecimiento económico mundial sugieren que la mayor fuente de demanda estará en economías en desarrollo, tales como China. De este modo, las exportaciones continuarán creciendo en importancia para los ganaderos en todas las principales naciones productoras de carnes rojas y de ave. Los productores de ganado también enfrentarán crecientes desafíos debidos a temas regulatorios. Una mayor regulación relacionada a temas ambientales, así como a temas de bienestar animal, podría tener una influencia importante sobre los costos de producción en el futuro.
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