05/07/2017
Un ejemplo de asociación civil público-privada exitosa al servicio de la industria

CIATI A.C.: investigación, análisis y asesoramiento en control de calidad para la industria agroalimentaria

CIATI A.C. es una empresa de tecnología y asistencia técnica a las industrias de agroalimentos, ambiente e hidrocarburos que cuenta con laboratorios y planta piloto para elaborar jugos y pulpas de frutas y de hortalizas. Comenzó atendiendo empresas vinculadas al sector de la manzana y la pera del alto valle del Río Negro y Neuquén y luego fue incorporando empresas de otras regiones y vinculadas a otros cultivos. Siguieron bodegas en la industria del vino, insumos industriales y aguas. En forma paralela comenzó a prestar servicios a elaboradores de alimentos, tanto para consumo humano como de animales. Todo esto hace que hoy CIATI A.C. pueda ofrecer una amplia oferta analítica y en diversas matrices. Durante el seminario “Análisis de riesgos en cadenas agroalimentarias”, entrevistamos a su Gerente de Comercialización, Ing. Darío Carpenzano, y al responsable del Laboratorio de Microbiología, Dr. Juan Martín Oteiza. “Todo el desarrollo y crecimiento del CIATI ha estado basado sobre las necesidades reales de las empresas”, afirman.

CIATI A.C.: investigación, análisis y asesoramiento en control de calidad para la industria  agroalimentaria

 ¿Cómo está estructurado el CIATI?
Carpenzano - El CIATI se dedica a la investigación y asistencia técnica a la industria, con treinta años de trayectoria. Se trata de una asociación civil conformada por empresas y por las provincias de Río Negro y Neuquén y el INTA Alto Valle. Es un mix público-privado muy interesante, autosustentable, con gestión privada, es un fenómeno exitoso de acercamiento a la industria y de “desarrollo de materia gris organizada”. Estamos radicados en las provincias de Río Negro y Neuquén. En los inicios, nuestro Centro se enfocaba en servicios de análisis para la producción de frutas y jugos de esas provincias, pero a través de los años se fue federalizando su trabajo de laboratorio en todo el país, y ahora está presente en varias regiones, como Cuyo con sus vinos y derivados, Tucumán y el NEA con cítricos y sus jugos y derivados, también incursionamos en el análisis de cereales, etc. Podemos decir que cubrimos íntegramente la parte “verde” de las matrices alimenticias. En el centro de investigación trabajan unas 75 personas, de las cuales 55 son técnicos, como licenciados en química, ingenieros, etc. 


¿El foco es la investigación o el asesoramiento a la industria?
Carpenzano - Hemos alcanzado un punto de equilibrio en el cual por un lado hacemos investigación aplicada y por otro servicios analíticos –desde simples hasta sofisticados- en laboratorios dedicados a diferentes ramas, como microbiología, físico-química y agroquímicos. En los últimos años hemos ingresado a campos como medio ambiente, suelos y agua, como producto de estar tan cerca de la zona de Vaca Muerta. También tenemos una planta piloto muy importante. 

 

Oteiza – Desde el año 2007 tenemos un convenio con el CONICET, que reconoce al CIATI como lugar de trabajo de investigadores. Por el propio funcionamiento del Centro, llevamos adelante investigaciones más aplicadas que básicas. El sector industrial es parte del Instituto y a través del CIATI y del CONICET canalizamos los proyectos de investigación que surgen de las empresas. En general son proyectos amplios, por ejemplo sobre microorganismos de deterioro en jugos de fruta. Podemos decir que son industrias que han sido poco atendidas desde el punto de vista de la investigación y cuando exportan sus jugos concentrados o sus vinos, en otros países encuentran los microorganismos de deterioro, que no han sido tan estudiados como los patógenos. 

También estamos en un proyecto de investigación novedoso para la Argentina, relacionado con la prevalencia de virus entéricos en alimentos. En general los virus han sido estudiados desde el punto de vista clínico, en nuestro caso desde hace unos años estamos estudiando la prevalencia de Norovirus, Rotavirus y Enterovirus en frutas finas, y ahora hemos empezado una línea de investigación junto con el SENASA y con productores para establecer la prevalencia de virus en moluscos bivalvos filtradores. Esto es muy interesante porque está habiendo muchos rechazos y brotes a nivel mundial, sobre todo por Norovirus, y creemos que es un tema a ser atendido en nuestro país. 

La investigación está dirigida a la microbiología en distintas matrices alimentarias, por ejemplo, tenemos el proyecto de “Carnicerías Saludables” en la provincia de Neuquén, para lo cual trabajamos con la Dirección de Bromatología de Neuquén y con el Control de Ingresos de Productos Alimenticios de la provincia. Hicimos un relevamiento de 75 carnicerías en Neuquén Capital, Piedra del Águila y Junín de los Andes para establecer la prevalencia de microorganismos patógenos. A la provincia le sirvió mucho como una primera herramienta de control. 

Otro aspecto que estamos implementando es ser el nexo entre el análisis de riesgo y su aplicación en la industria. Creemos que es el camino que va a seguir la industria para establecer sus planes y sistemas de inocuidad.

 

Carpenzano – En sus treinta años de existencia el CIATI ha conseguido una vinculación muy estrecha con la industria, por eso todo su desarrollo y crecimiento ha estado basado sobre las necesidades reales de las empresas. Ya sea desarrollo de métodos, compra de equipamientos o incorporación de personal, todo se hizo con una visión de aplicación real, eso nos ha permitido alcanzar un relacionamiento muy íntimo con las empresas privadas, que es la razón de ser del CIATI. La planta piloto está en Villa Regina, Río Negro, donde también está el laboratorio de residuos de agroquímicos y el laboratorio de análisis físico-químicos. El laboratorio de microbiología y de medio ambiente está en la ciudad de Centenario, en Neuquén, en un edificio muy moderno y en pleno crecimiento.

 

Oteiza – Además tenemos una relación muy buena con las universidades. Dentro del predio de CIATI en Villa Regina están los laboratorios de la Universidad Nacional de Río Negro. También tenemos proyectos de investigación y convenios con la Universidad Nacional del Comahue, con la Universidad de La Plata y con varias universidades extranjeras. Esto nos permite trabajar con distintas matrices, no sólo manzana y pera, que son las matrices por excelencia de nuestra región.

 

Carpenzano – A veces nos cuesta transmitir la magnitud del CIATI. Una cosa es decir que tenemos 30 cromatógrafos y otra verlos a todos en funcionamiento. La planta piloto tiene una línea de producción de jugos concentrados en miniatura, pero perfectamente escalable a la industria, ya que todos los parámetros fueron probados. En el área de microbiología aplicamos la tecnología más moderna y hemos dado un gran paso adelante en equipamiento. Las exigencias y especificaciones actuales obligan a una actualización constante de equipos y de técnicas, sino nuestros clientes no podrían acudir a nosotros.

 

Oteiza – Hay unas 500 empresas que confían en nuestros resultados de laboratorio. Para ellas somos un buen soporte analítico que les garantiza que no van a tener problemas en el país de destino de sus productos.  Desde 1999 estamos acreditados con la Norma 17025 por el Ente Nacional Español de Acreditación, es decir desde hace 18 años estamos enfrascados en una forma de trabajo. Toda la gente que se inicia y se forma en el CIATI lo hace bajo esa directiva.
 

¿IMPLEMENTAN LA METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE RIESGO?
Oteiza - Trabajamos en conjunto con Marcelo Signorini quién, además de capacitar al personal propio del CIATI, está dentro de nuestro equipo de trabajo para la implementación de análisis de riesgo en los estudios que surgen.  Si bien no es algo nuevo, la implementación del análisis de riesgo es muy novedosa para la industria y creo que tiene un futuro muy promisorio. 

 

Carpenzano – La cercanía que tenemos con las empresas nos permite detectar sus problemas y necesidades sobre análisis de riesgo, en este momento podemos funcionar como un nexo y solucionarlos. Pero al mismo tiempo estamos formando a nuestro personal en este tema que es netamente interdisciplinario.

 

Oteiza – No trabajamos solos. Las cosas que no podemos hacer las solucionamos asociándonos a equipos de trabajo, participamos de la Red de Seguridad Alimentaria del CONICET, no sólo en temas particulares sino también coordinando algunos grupos ad hoc, y participamos de la Comisión Argentina de Inocuidad Alimentaria.

 
 

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